sábado, 19 de marzo de 2022

02. “CRISTO EL MÉDICO DIVINO”

“Uno de las áreas en que Jesús se deleitaba, era en el de sanar. 

Se dice que sanó más; que de lo que predicó”.

Una vez ungió con barro los ojos de un ciego, y le ordenó: "Ve, lávate en el estanque de Siloé.... Y fue entonces, lavóse, y volvió viendo."*(Juan 9:7).

 Lo que curaba era el poder del gran Médico, pero él empleaba medios naturales. Aunque no apoyó el uso de drogas, sancionó el de remedios sencillos y naturales. 

A muchos de los afligidos que eran sanados, Cristo dijo: 764 "No peques más, porque no te venga alguna cosa peor."*(Juan 5:14).

 Así Enseñó que la enfermedad es resultado de la violación de las leyes de Dios, tanto naturales como espirituales.

EL MUCHO SUFRIMIENTO que impera en este mundo no existiría si los hombres viviesen en armonía con el plan del Creador.

Cristo Había Sido Guía Y Maestro Del Antiguo Israel, Y Les Enseñó Que La Salud Es La Recompensa De La Obediencia A Las Leyes De Dios.

EL GRAN MÉDICO que sanó a los enfermos en Palestina había hablado a su pueblo desde la columna de nube, diciéndole lo que debía hacer y lo que Dios haría por ellos. "Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios --dijo,-- e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los Egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu Sanador." (Éxodo 15:26).

 CRISTO dio a Israel instrucciones definidas acerca de sus hábitos de vida y le aseguró: "Quitará Jehová de ti toda enfermedad."*(Deuteronomio 7:15). 

CUANDO el pueblo cumplió estas condiciones, se le cumplió la promesa. 

"No hubo en sus tribus enfermo." (Salmos 105:37).

 ESTAS LECCIONES SON PARA NOSOTROS. Hay condiciones que deben observar todos los que quieran conservar la salud. Todos deben aprender cuáles son esas condiciones. Al Señor no le agrada que se ignoren sus leyes, naturales o espirituales. Hemos de colaborar con Dios para devolver la salud al cuerpo tanto como al alma. Y debemos enseñar a otros a conservar y recobrar la salud.

Para los enfermos, debemos usar los remedios que Dios proveyó en la naturaleza, y debemos señalarles a Aquel que es el único que puede sanar.

NUESTRA OBRA CONSISTE en presentar los enfermos y dolientes a Cristo en los brazos de nuestra fe. Debemos enseñarles a creer en el gran Médico. Debemos echar mano de su promesa, y orar por la manifestación de su poder. La misma esencia del Evangelio es la restauración, y el Salvador quiere que invitemos a los enfermos, los imposibilitados y los afligidos a echar mano de su fuerza.

EL PODER DEL AMOR estaba en todas las obras de curación de Cristo, y únicamente participando de este amor por la fe podemos ser instrumentos apropiados para su obra. Si dejamos de ponernos en relación divina con Cristo, la corriente de energía vivificante no puede fluir en ricos raudales de nosotros a la 765 gente.

HUBO LUGARES donde el Salvador mismo no pudo hacer muchos prodigios por causa de la incredulidad. Así también la incredulidad separa a la iglesia de su Auxiliador divino. Ella está aferrada sólo débilmente a las realidades eternas. Por su falta de fe, Dios queda chasqueado y despojado de su gloria. 

HACIENDO la obra de Cristo es como la iglesia tiene la promesa de su presencia. Id, doctrinad a todas las naciones, dijo; "y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." Una de las primeras condiciones para recibir su poder consiste en tomar su yugo. La misma vida de la iglesia depende de su fidelidad en cumplir el mandato del Señor. DTG 764,765.


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