Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron
a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra
de Canaán. Éxodo 16:35.
Cada semana,
durante su largo peregrinaje por el desierto, los israelitas presenciaron un triple milagro que
debía inculcarles la santidad del sábado: cada sexto
día caía doble cantidad de maná, nada caía el
día séptimo, y la porción
necesaria para el sábado se conservaba dulce sin descomponerse, mientras que si
se guardaba los otros días, se descomponía.
En las
circunstancias relacionadas con el envío del maná, tenemos
evidencia conclusiva de que el
sábado no fue
instituido, como muchos alegan, cuando la ley se dio en el Sinaí.
Antes de que
los israelitas llegaran al Sinaí, comprendían
perfectamente que tenían la obligación de guardar el sábado.
Al tener que
recoger cada viernes doble porción de
maná en preparación para el sábado, día en que no caía, la
naturaleza sagrada del día de descanso les era recordada de continuo. Y cuando parte
del pueblo salió en sábado a recoger maná, el Señor
preguntó: “¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y
mis leyes?” Éxodo 16:28.
“Así comieron los
hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná
comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán”.
Durante cuarenta años se les recordó diariamente,
mediante esta milagrosa provisión, el infaltable cuidado y el
tierno amor de Dios.
Conforme a las palabras del salmista,
Dios les dio “trigo del cielo. Pan de ángeles comió el hombre” Salmos 78:24, 25 (VM); es decir, alimentos provistos para ellos por los ángeles.
Sostenidos por el
“trigo del cielo”, recibían
diariamente la lección de que, teniendo la promesa de Dios, estaban tan
seguros contra la necesidad como si estuvieran
rodeados de los ondulados trigales de las
fértiles llanuras de Canaán. —Historia
de los Patriarcas y Profetas, 302, 303. [135]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=BhfVHtc-Hs8&list=PLVsLdOIe7sVuUZaZ1uR2ftk0UT8XIe3vg&index=7&pp=sAQB
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