Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en
el día de reposo, dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en
éstos, pues, venid y sed sanados, y no en el día de reposo. Lucas 13:14.
“Enseñaba
Jesús en una sinagoga en el día de reposo. Y había allí una mujer que
desde hacia dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se
podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer,
eres libre de tu enfermedad. Y puso las
manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”. Lucas
13:10-13.
El corazón
compasivo de Cristo fue conmovido al ver a esta mujer doliente, y supondríamos que
cualquier ser humano que la viera se alegraría de que
fuese librada de su enfermedad, y curada de una
aflicción que la había tenido encorvada por 18 años.
Pero
Jesús percibió, por los rostros ceñudos y airados, que los sacerdotes y rabinos no
sentían gozo al ver su liberación. No
estaban dispuestos a expresar palabras de agradecimiento por
causa de una mujer que había
estado sufriendo y estaba deformada y ahora
fue restaurada a la salud y simetría de su cuerpo. No sintieron gratitud al
ver que su cuerpo deformado quedó hermoso, y que el
Espíritu Santo alegró su corazón hasta que se desbordó
con agradecimientos y glorificó al Señor.
El
salmista dice: “El que sacrifica alabanza, me
honrará”. Salmos 50:23.
Pero en medio de las palabras de gratitud se oyó una nota discordante. “…el principal de
la sinagoga, enojado de
que Jesús hubiese sanado en el día de reposo...” Estaba indignado porque Cristo había hecho que una mujer infeliz hiciera resonar una nota de alegría en el sábado. En voz alta,
áspera por la pasión, dijo a la gente: “Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed
sanados, y no en el día de reposo”. Lucas 13:14.
Si
ese hombre hubiera realmente tenido
escrúpulos de conciencia en
cuanto a la verdadera observancia del sábado, habría discernido la naturaleza y
el carácter de la obra que Cristo había
realizado... La
obra que Cristo había hecho estaba en armonía
con la santificación del día sábado.
Las personas que
estaban a ambos lados de Jesús se
maravillaron y se alegraron por la obra que había sido hecha en beneficio de esa mujer doliente; y hubo
algunos cuyo corazón quedó
conmovido, cuya mente fue
iluminada, que se habrían reconocido discípulos de Cristo si no hubiera sido por los rostros
amenazadores y airados de los rabinos.
The Signs of the Times, 23 de abril de 1896. [145]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=oiob1v5s-qs&list=PLVsLdOIe7sVuUZaZ1uR2ftk0UT8XIe3vg&index=17&pp=sAQB
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