Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; dame entendimiento conforme a
tu palabra. Salmo 119:169.
Se
ha colocado a la Biblia en un segundo plano, mientras que se han puesto en su lugar los dichos
de los llamados grandes hombres y mujeres.
Que el Señor nos perdone el menosprecio que hemos
puesto sobre su Palabra.
Aunque en la Biblia hay tesoros inestimables, y es semejante a una mina
llena de mineral precioso, no se la valora, no se la escudriña y no se
descubren sus riquezas.
La misericordia, la verdad y el amor son
valiosos, más allá
de lo que puede calcular nuestro poder; sin embargo, [si] no podemos tener una provisión
demasiado grande de estos tesoros, [aunque] es en la Palabra de Dios [donde]
encontramos cómo podemos llegar a ser poseedores de estas riquezas celestiales,
¿por qué la Palabra de Dios es de tan poco interés
para muchos profesos cristianos? ¿Es porque la Palabra de Dios no es espíritu y
vida? ¿Ha puesto Jesús sobre nosotros una tarea poco interesante cuando ordena
que escudriñemos las Escrituras?
Dice
Jesús: “Las palabras que yo os he hablado
son espíritu y son vida”. Juan 6:63.
Pero las cosas espirituales se disciernen
espiritualmente, y la razón de su falta de interés es que les falta el Espíritu
de Dios.
Cuando el corazón se pone en armonía con la Palabra, brota una nueva vida dentro de usted;
resplandecerá una nueva luz sobre cada línea de la Palabra, y llegará a ser la
voz de Dios para su alma.
De esta manera usted tomará las observaciones
celestiales, y sabrá a dónde va, y podrá sacar el mayor provecho de sus privilegios
actuales.
Deberíamos pedirle al Señor que abra
nuestro entendimiento, para que podamos comprender la verdad divina.
Si humillamos nuestro corazón ante Dios, vaciándolo de la vanidad,
el orgullo y el egoísmo por medio de la gracia que nos es concedida
abundantemente; si
deseamos sincera y firmemente creer, los resplandecientes rayos del Sol de
justicia brillarán en nuestra mente e iluminarán nuestro entendimiento
oscurecido.
Jesús es la
luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo.
Él es la luz del mundo, y nos
invita a que vayamos a él y aprendamos de él.
Él vino para buscar
y salvar lo que se había perdido, y no permitiría ser cambiado
de su objetivo. No permitió que nada lo desviara.
Nos ha puesto esta obra en
nuestras manos. ¿La haremos?
The Review and Herald, 24 de noviembre de 1891. [107]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=Y9Z0ugW3DCc&list=PLVsLdOIe7sVsndBsfKOBF2uzbn5vjp87i&index=9&pp=sAQB
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