Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. Hebreos 12:1,2.
Ningún hombre, ninguna mujer o ningún joven podrá
lograr la perfección cristiana si descuida el estudio de la Palabra de Dios.
Al escudriñar cuidadosa y atentamente su Palabra,
obedeceremos la orden de Cristo: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros
os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí”. Juan 5:39.
Este estudio capacita al que lo efectúa a observar
atentamente el Modelo divino, pues ellas testifican de Cristo.
El Modelo debe ser examinado a menudo y
con toda intención con el fin de imitarlo.
A medida que los seres humanos llegan a estar
familiarizados con la historia del Redentor, descubren en sí mismos defectos de
carácter; su falta de semejanza a Cristo es tan grande, que no pueden ser sus
seguidores sin efectuar un gran cambio en su vida.
Continúan estudiando, con un deseo de ser iguales a su gran
Ejemplo; captan las miradas, el espíritu de su amado Maestro; observando
se transforman. “Puestos los ojos en el autor y consumador de la fe, en
Jesús”.
No está en desviar la mirada de él, y en perderlo de vista como
imitamos la vida de Jesús; sino posesionándonos de él, hablando acerca de él y
tratando de refinar el gusto y elevar el carácter; procurando acercarnos al Modelo perfecto, por medio de un
esfuerzo ferviente y perseverante, por medio de la fe y el amor.
Al estar la atención fijada en Cristo, su imagen pura y sin mancha llega a estar atesorada
en el corazón como “señalado entre diez mil... y todo él codiciable”. Cantares
5:10, 16.
Aun
inconscientemente imitaremos aquello que nos es familiar.
Al
tener un conocimiento de Cristo, de sus palabras, sus hábitos, sus lecciones de instrucción, y copiando
sus virtudes de carácter, las que hemos estudiado tan íntimamente, llegaremos
a estar imbuidos con el espíritu del Maestro a quien hemos admirado tanto...
La Palabra de Dios hablada al corazón tiene un poder vivificante, y los que inventen una excusa para descuidar el llegar a
familiarizarse con ella, desatenderán las demandas de Dios en muchos respectos.
El carácter se deformará y sus palabras y hechos serán un oprobio para la verdad.
The Review and Herald, 28 de noviembre de 1878. [122]
AUDIO.
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