Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca. Proverbios 4:5.
No hay tiempo ahora
para llenar la mente con ideas falsas de lo que se llama educación superior.
No puede haber otra
educación superior que la que viene del Autor de la verdad.
La
Palabra de Dios debe ser nuestro estudio.
Debemos educar a
nuestros hijos en las verdades que se encuentran en ella.
Es un tesoro
inagotable, pero los hombres y las mujeres fracasan en encontrar ese tesoro porque
no escudriñan hasta que esté al alcance de su posesión.
En esta Palabra se encuentra
sabiduría, sabiduría indisputable e inagotable, que no se originó en la mente
finita sino en la infinita.
Cuando los hombres y las mujeres estén dispuestos a ser instruidos como niñitos,
cuando se sometan completamente a Dios, encontrarán en las Escrituras la
ciencia de la educación.
Cuando maestros y estudiantes entren en la escuela de Cristo, para
aprender de él, hablarán inteligentemente de educación superior, porque
entenderán que es ese conocimiento el que capacita a la gente para entender la
naturaleza de la ciencia.
Los que buscan con éxito el tesoro
escondido, deben ascender a actividades más elevadas que las cosas de este
mundo.
Sus afectos y todas sus
facultades deben ser consagrados a esta investigación.
Los
hombres y las mujeres de piedad y talento
pueden captar perspectivas de las realidades eternas, pero a menudo dejan de
entenderlas porque las cosas que se ven eclipsan la gloria de las que no se
ven.
Muchos evalúan la sabiduría humana como más elevada
que la sabiduría del Maestro divino, y de esa manera el libro de texto de Dios
es considerado como pasado de moda, al punto que se lo evalúa como aburrido y
anticuado.
No es considerado así por los que han sido vivificados
por el Espíritu Santo. Ven el tesoro inapreciable y venderían todo para comprar
el campo que lo contiene...
Los que hacen de la Palabra de
Dios su estudio, los que cavan en busca de los tesoros de la verdad, apreciarán los
importantes principios que enseña, y los asimilarán.
Como
resultado, llegarán a estar imbuidos con el Espíritu de Cristo,
y por medio de la contemplación serán cambiados a su semejanza.
La enseñarán como discípulos que han estado sentados a los pies de Jesús y se han acostumbrado a aprender de él, con el fin de poder conocer a Aquel cuyo conocimiento correcto es vida eterna.
The Review
and Herald, 3 de julio de 1900. [124]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=bysTSy9iid8&list=PLVsLdOIe7sVsndBsfKOBF2uzbn5vjp87i&index=26&pp=sAQB
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