El corazón entendido busca la sabiduría; más la boca de los necios se
alimenta de necedades. Proverbios 15:14.
Nadie puede investigar el Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento en el Espíritu de Cristo sin ser recompensado.
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados”, dice el Salvador, “y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga!” Mateo 11:28-30.
Ante usted está la invitación del gran Maestro.
¿Responderá
voluntariamente a ella?
Usted no puede acercarse, colocándose como un
estudiante a los pies de Cristo, sin que su mente se le ilumine y su corazón se
avive con una admiración pura y santa.
Entonces dirá: “Bendito el que viene en el
nombre del Señor”. Mateo 23:39.
La desobediencia ha cerrado la puerta a una enorme cantidad de conocimientos que podrían
haberse obtenido de la Palabra de Dios.
Entendimiento
significa obediencia a los mandamientos de Dios.
Si los hombres y las mujeres
hubieran sido obedientes, habrían comprendido el plan del gobierno de Dios.
El mundo celestial habría abierto sus cámaras de gracia y
de gloria para la exploración; los seres humanos habrían sido totalmente
diferentes de lo que son ahora, en su estado físico, en el habla y en el canto,
porque se habrían ennoblecido al explorar las minas de la verdad.
El misterio de la redención, la encarnación de Cristo y su
sacrificio expiatorio no habrían sido, como lo son ahora, asuntos vagos en
nuestra mente.
Habrían sido no sólo mejor comprendidos, sino también muchísimo más apreciados.
En la eternidad aprenderemos aquello que, de haber recibido la iluminación que fue
posible obtener aquí, habría abierto nuestro entendimiento.
Los temas de
la redención llenarán el corazón, la mente y la lengua de los
redimidos a través de las edades eternas.
Entenderán las verdades que
Cristo anheló abrir ante sus discípulos, pero que ellos no tenían fe para
entender.
Eternamente irán
apareciendo nuevas visiones de la perfección y la gloria de Cristo.
The Review and Herald, 3 de julio de 1900. [125]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=JQLqfhhLUfA&list=PLVsLdOIe7sVsndBsfKOBF2uzbn5vjp87i&index=27&pp=sAQB
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