Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus
días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Deuteronomio
25:15.
Es
mejor tratar honestamente con sus
semejantes y con Dios. Usted depende de Cristo para cada favor del que goza; depende de él para
la vida futura inmortal, y no puede darse el lujo de no tener puesta su mirada
en el galardón.
Los que
comprenden su dependencia de Dios sentirán que deben ser honrados con sus
semejantes, y por sobre todo deben ser honrados con Dios, de quien proceden todas las bendiciones
de la vida.
La desobediencia a los mandamientos positivos dados por Dios concernientes a los diezmos y las ofrendas, queda registrada en los libros del cielo como un robo perpetrado contra él.
Nadie que es deshonesto con Dios o con sus semejantes puede prosperar...
El Señor nos ha comprado por su
preciosa sangre, y es por su misericordia y gracia por lo que podemos esperar
el gran don de la salvación.
Y
se nos manda que hagamos justicia, amemos
misericordia y nos humillemos para andar con nuestro Dios.
Y sin embargo, el Señor declara: “Me
habéis robado... vosotros la nación toda me habéis robado”. Malaquías 3:8,9.—The Review and Herald, 17/12/1889.
Cuando tratamos injustamente a nuestros semejantes o a Dios, despreciamos la
autoridad divina e ignoramos el hecho de que Cristo nos ha comprado con su propia vida.
El mundo está robando a Dios en gran medida. Cuanto más riquezas él les imparte, tanto más la
gente las reclama como suyas para ser empleadas como a ellos les agrada.
¿Pero irán en pos de las costumbres
del mundo los profesos seguidores de Cristo? ¿Perderemos la paz de la
conciencia, la comunión con Dios y la comunidad con nuestros hermanos y
nuestras hermanas debido a que hemos fallado en dedicar a su causa la porción
que él reclama como suya?
Que los que pretenden ser
cristianos recuerden: están trabajando con el capital que Dios les ha confiado, y se requiere de ellos que sigan fielmente las instrucciones de las
Escrituras concernientes a su uso.
Si viven en armonía con Dios, no cometerán ningún desfalco con los bienes de su Señor, ni los invertirán en sus propias empresas egoístas.
Consejos
sobre Mayordomía Cristiana, 82, 83. [162]
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