No multipliquéis palabras de grandeza y altanería; Cesen las palabras
arrogantes de vuestra boca; Porque el Dios de todo saber es Jehová, Y a él toca
el pesar las acciones. 1Samuel 2:3.
En cierta ocasión se me hizo contemplar una noche los edificios que, piso tras piso, se elevaban hasta el cielo. Esos inmuebles, que eran la gloria de sus propietarios y constructores, eran garantizados incombustibles.
Se elevaban siempre más alto y los materiales más costosos
entraban en su construcción. Los propietarios no se preguntaban cómo podían
glorificar mejor a Dios. El Señor estaba ausente de sus
pensamientos.
Yo pensaba: “¡Ojalá que las
personas que emplean así sus riquezas pudiesen apreciar su proceder como Dios
lo aprecia!
Levantan
edificios magníficos, pero
el Soberano del universo sólo ve locura en sus planes e invenciones. No se esfuerzan por glorificar a Dios con todas las facultades de su corazón y de su espíritu. Se han olvidado de esto, que es el primer deber de los seres
humanos”.
Mientras esas
altas construcciones se levantaban, sus propietarios se
regocijaban con orgullo por tener suficiente dinero para satisfacer sus
ambiciones y excitar la envidia de sus vecinos.
Una gran parte del dinero así empleado había sido obtenido injustamente,
explotando al pobre. Olvidaban que en el cielo toda transacción comercial es anotada, que todo acto
injusto y todo negocio fraudulento son registrados.
El tiempo vendrá cuando hombres y mujeres llegarán en el fraude y la insolencia a un
punto que el Señor no les permitirá sobrepasar, y entonces aprenderán que la paciencia de Jehová tiene
límite...
Raros
son, aun entre los educadores y los
gobernantes, quienes perciben las causas reales de la actual situación de la sociedad. Quienes tienen en sus manos las riendas del
poder son incapaces de resolver el problema de la
corrupción moral, del pauperismo y el crimen que siempre aumentan.
En vano se
esfuerzan por dar a los asuntos comerciales una base más segura. Si los hombres
y las mujeres quisieran prestar más atención a las enseñanzas de la Palabra de
Dios, hallarían la
solución de los problemas que los preocupan.—Joyas de los Testimonios 3:281,282. [185]
No hay comentarios:
Publicar un comentario