Las moscas muertas hacen heder y dar mal olor al perfume del perfumista; así una pequeña locura, al que es estimado como sabio y honorable. Eclesiastés 10:1.
Me dirijo a mis hermanos y hermanas en la fe y
los insto a cultivar la ternura de corazón. Cualquiera sea su profesión o cargo, si abrigan el
egoísmo y la codicia, recibirán el desagrado del Señor. No conviertan la obra y la causa de Dios en una excusa para tratar
mezquinamente y con egoísmo a la gente, ni en las transacciones
comerciales que tiene que ver con su obra. Dios no aceptará ninguna suma que sea llevada a su
tesorería ganada mediante transacciones egoístas.
Cada acto que se relaciona con su obra debe
soportar la inspección divina. Cada transacción astuta, cada intento de obtener
ventaja de una persona que se encuentra sometida a la presión de las
circunstancias, cada plan para comprar su tierra o propiedad por una
suma inferior a su valor, no serán aceptables a Dios, aunque el dinero
ganado sea presentado como ofrenda para su causa.
El precio de la sangre del Unigénito Hijo de Dios
se ha pagado por cada ser humano, y es necesario que se trate honrada y
equitativamente con cada persona con el fin de cumplir los principios de la
ley de Dios...
Si un hermano que ha trabajado en forma desinteresada por la causa de Dios se debilita y no puede cumplir con su tarea, no se lo despida ni se lo obligue a componérselas lo mejor que pueda.
Désele un salario adecuado para sostenerse, porque recuerden que pertenece a la
familia de Dios, y que ustedes son sus hermanos y hermanas... Consejos
sobre Mayordomía Cristiana, 151,152.
Se nos ordena que amemos a
nuestros prójimos como a nosotros mismos. Esta orden no
es sencillamente para que amemos a los que piensan y creen exactamente
como pensamos y creemos nosotros.
Cristo
ilustró el significado de este mandamiento por medio de la
parábola del buen samaritano. Pero aunque parezca
mentira, cómo se descuidan estas palabras, y cuán frecuentemente la
gente oprime a sus semejantes y eleva su
alma a la vanidad. The Review
and Herald, 18 de diciembre de 1894. [180]
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