Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas para que por mí fuese
cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la
boca del león. 2 Timoteo 4:17.
Resuelvan, no en
su fuerza sino en la fuerza y en la gracia dadas por Dios, que se consagrarán a
él ahora, exactamente ahora, todo poder y toda capacidad.
Después
seguirán a Jesús porque él se los pide, y ustedes no van a preguntar
adónde, o qué recompensa se les dará. Les irá bien si obedecen la palabra
“Síganme”.
Su tarea es
dirigir a otros a la luz por medio de esfuerzos juiciosos y fieles. Bajo la tutela del Líder divino,
decidan y resuelvan actuar sin un momento de vacilación.
Cuando
mueran al yo, cuando se sometan a Dios, para hacer su obra, para
que la luz que os ha dado resplandezca en buenas obras, No Trabajarán Solos.
La gracia de
Dios está presente para colaborar con todo esfuerzo para
iluminar al ignorante y a quienes no saben que el fin de todas las cosas está cerca.
Pero Dios no
hará la obra que les toca hacer a ustedes. La luz puede resplandecer en abundancia, más la
gracia proporcionada convertirá el alma únicamente en la medida en que los
inste a colaborar con los instrumentos divinos... Son llamados a revestirse de la armadura cristiana
y entrar en el servicio del Señor como soldados activos.
El poder divino debe cooperar con el
esfuerzo humano para quebrantar el embrujo del mundo que el enemigo ha lanzado sobre el alma.
...Permitan que su corazón se extienda en amor por las almas que perecen. Obedezcan el impulso dado por el Alto Cielo. No contristen al Espíritu Santo demorándose en obedecer. No resistan los métodos de Dios de recuperar almas de la esclavitud del pecado. A cada uno, de acuerdo con sus diversas capacidades, se le da una obra. Hagan lo mejor, y Dios aceptará sus esfuerzos.
Testimonies
for the Church 8:55,56. [261]
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