Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Juan 8:12.
Los que
siguen a Jesús serán colaboradores juntamente con Dios. No caminarán en tinieblas, sino
que hallarán la verdadera senda donde Jesús, la Luz del mundo,
encabeza la marcha; y a medida que
orienten sus pasos hacia Sion, avanzando por
fe, obtendrán una brillante experiencia en las cosas de Dios.
La misión
de Cristo, tan oscuramente comprendida, tan débilmente
interpretada, que lo llamó
del trono al misterio del altar de la cruz del Calvario, se
descubrirá más y más a la
mente, y se verá que en el
sacrificio de Cristo se halla el manantial y el principio de toda otra
misión de amor.
El amor de
Cristo es el que ha sido el incentivo de cada verdadero misionero
en las ciudades, los pueblos, las carreteras y los caminos del mundo.
La iglesia de
Cristo sobre la tierra fue organizada con propósitos misioneros, y es de la mayor importancia que
cada miembro individual de la iglesia sea un obrero
sincero junto con Dios, lleno del Espíritu, teniendo la mente de Cristo,
perfeccionado en simpatía con Cristo, y por lo
tanto, concentrando cada energía de acuerdo con la habilidad que le
fue confiada para la salvación de las almas.
Cristo
requiere que cada uno que sea llamado por su nombre, haga de su obra la primera y más
alta consideración, y que
coopere desinteresadamente con las inteligencias
celestiales al salvar a los
que perecen por los cuales murió Cristo.
Hacer mal uso
de los medios o la influencia, o de cualquier capital de la
mente o del cuerpo que nos ha sido confiado, es robar a Dios y robar al mundo;
porque es cambiar las energías a otro canal que aquel en el
que Dios planeó que debieran
avanzar para la salvación del mundo.
Cuando Cristo
estuvo sobre la tierra, envió a sus discípulos a proclamar el reino de Dios por
toda Judea, y en este ejemplo reveló
claramente que es el deber de su pueblo, durante todo el tiempo, impartir a otros el
conocimiento que tienen del camino, la vida y la verdad.
En todos sus trabajos, Jesús procuró instruir a su iglesia para la obra misionera, y al aumentar la cantidad de los creyentes, se extendería su misión, hasta que finalmente el mensaje del evangelio, circundaría el mundo mediante sus servicios.
The
Review and Herald, 30 de octubre de 1894. [281]
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