Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad
calzada en la soledad a nuestro Dios. Isaías 40:3.
¿Sienten el
poder santificador de la verdad sagrada en el corazón, la vida y el carácter?
¿Tienen la seguridad de que Dios, por causa de su querido Hijo, ha perdonado
sus pecados?
¿Están luchando para vivir con una conciencia libre de ofensa hacia Dios
y la humanidad? ¿Ruegan a menudo a Dios en favor de sus amigos y vecinos?
Si hicieron la paz con Dios, y
colocaron todo en el altar, pueden ocuparse con provecho en el servicio de
ganar almas. —The Church
Officers’ Gazette, septiembre de 1914.
Al
poner en práctica cualquier plan establecido para llevar a todos el conocimiento de la
verdad presente, y de las maravillosas providencias relacionadas con el
progreso de la causa, en primer lugar consagrémonos nosotros mismos plenamente a Aquel cuyo nombre
deseamos exaltar. Oremos fervorosamente en beneficio de quienes deseamos
visitar llevándolos con fe viviente, uno a uno, ante la presencia de Dios
El Señor Conoce Nuestros Pensamientos Y Propósitos, ¡y
con cuánta facilidad puede enternecernos! ¡Cómo su Espíritu, como un fuego,
puede subyugar el corazón empedernido!
¡Cómo puede llenar el alma de amor y ternura!
¡Cómo puede darnos las gracias de su Espíritu Santo y capacitarnos para salir a
trabajar por las almas!
El poder de
la gracia subyugadora debe sentirse en toda la iglesia en esta época; y se sentirá si prestamos atención a los
consejos de Cristo dados a sus seguidores. A medida que
aprendamos a adornar la doctrina de Cristo nuestro Salvador, ciertamente veremos la salvación de
Dios.
A TODOS Los
Que Están Por Encargarse De Una Tarea Misionera Especial, Quiero Decirles: “Sean
diligentes en sus esfuerzos; vivan bajo la dirección del Espíritu Santo.
AUMENTEN
diariamente su experiencia cristiana. Que los que poseen aptitudes
especiales trabajen por los que no creen, tanto en los lugares acomodados como
en los lugares humildes.
BUSQUEN
diligentemente a las almas que perecen. Piensen en el
gran deseo que Cristo tiene de
llevar a su redil nuevamente a los que se
han descarriado”.
BUSQUEN A LAS
ALMAS como quienes saben que han de rendir cuentas por
ellas. Mediante la obra
misionera que realicen en la iglesia y en el vecindario, hagan brillar su luz con rayos
claros y definidos con el fin de que ninguna persona pueda levantarse en el juicio y
decir: “¿Por qué no me
hablaron acerca de la verdad? ¿Por qué no se preocuparon de mi alma?” Consejos sobre Mayordomía Cristiana, 198, 199. [279]
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