Respondió Jesús y le dijo: De cierto de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Juan 3:3.
El maestro de Escuela Sabática debe ser un colaborador con
Dios, cooperando con Cristo. No deben contentarse con una religión sólo
exterior y sin vida.
El
objetivo de la obra de la Escuela Sabática debe ser el de cosechar almas.
Puede ser que el orden de trabajar sea sin tacha, que las facilidades sean
todo lo que se pudiera desear; pero
si los niños y jóvenes no son traídos a Cristo, la escuela es un fracaso; porque a menos que las almas sean traídas a Cristo, llegan a ser más y más inimpresionables, bajo la influencia de una
religión exterior.
El Maestro debería cooperar, mientras Jesús llama a la
puerta del corazón de quienes necesitan ayuda.
Si los alumnos corresponden a las suplicas del Espíritu, y abren la puerta del
corazón para que entre Jesús, él abrirá el entendimiento de
ellos con el fin de que comprendan las cosas de Dios.
La obra del maestro es una obra sencilla, pero si es hecha en el espíritu de Jesús, le serán añadidas profundidad y eficiencia por causa de la operación
del Espíritu de Dios.
Debería hacerse mucha obra directa y personal en la Escuela Sabática. La necesidad de esta clase de obra no es reconocida
ni apreciada como debe ser.
Con corazón lleno de gratitud por el amor de Dios que ha sido comunicado
al alma, el maestro debería trabajar con ternura
y fervor por la conversión de sus discípulos.
¿Qué Evidencia
Podemos Dar Al Mundo De Que La Obra De La Escuela Sabática No Es Una Mera
Pretensión? Por Sus Frutos Será Juzgada. Será estimada por
el carácter y la obra de los discípulos.
En nuestras
escuelas sabáticas debería confiárseles responsabilidades
a la juventud cristiana, para que puedan desarrollar sus aptitudes y adquirir poder
espiritual.
Que la
juventud se entregue primero a Dios, y entonces, en su temprana experiencia,
enséñeseles a ayudar a otros.
Esta obra
pondrá en ejercicio sus facultades y les hará capaces de aprender cómo hacer
planes y cómo ponerlos por obra para bien de sus compañeros.
Busquen la
compañía de quienes necesitan ayuda, No Para Ocuparse en
conversación indiscreta, sino para
representar el carácter cristiano y ser colaboradores con Dios,
ganando a quienes
no se han entregado a sí mismos a Dios. —Testimonios sobre la obra de la Escuela Sabática, 52,53. [273]
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