Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. Lucas 4:32.
(Del Tema: Oportunidades Especiales
Para La Evangelización).
Se Me Ha
Dicho Que A Medida Que Nos Aproximemos Al Fin Habrá Gran Hacinamiento De Gente En
Nuestras Ciudades... Y Que En Vista De
Eso Hay Que Hacer
Preparativos Para Presentar La Verdad A Esas Muchedumbres.
Cuando Cristo estuvo
en el mundo aprovechó tales
oportunidades. Dondequiera que la
gente se reunía en grupos numerosos con cualquier propósito, allí se escuchaba su voz, clara y
distinta, dando su mensaje. Y como resultado de
esto, después de su crucifixión y
ascensión, miles
de personas se convirtieron en un solo día.
La
semilla sembrada por Cristo penetró profundamente en su
corazón y germinó, y
cuando los discípulos recibieron el don del Espíritu Santo, entonces reunieron la cosecha.
Los discípulos predicaron la
Palabra en todas partes con un poder tan grande que sus enemigos quedaron sobrecogidos de
temor, y no se atrevieron a realizar lo que habrían hecho si no hubieran tenido una evidencia tan clara de que Dios estaba obrando.
Algunos de
nuestros ministros deberían asistir a cada reunión que congregue mucha gente. Deberían actuar
sabiamente para
conseguir que la gente los escuche, y para presentar la luz de la verdad al mayor número posible de
personas...
A todas esas
reuniones deberían asistir hombres y mujeres a quienes Dios pueda utilizar.
Deberían
distribuirse, con la abundancia de las hojas de otoño, folletos que expongan la verdad
presente. Para muchas personas que
asisten a esas reuniones, estos folletos serán como las hojas del árbol de la vida, que son para sanidad de las naciones.
Le envío
esto, hermano mío, para que lo comparta con otros. Los que salen
a proclamar la verdad deben recibir la bendición de Aquel que les ha dado la preocupación de proclamar
esta verdad...
Ha llegado el tiempo cuando los adventistas (Los que esperan la 2° Venida de Jesús), como nunca antes, deben levantarse y resplandecer, porque ha venido su luz, y la gloria de Dios ha nacido sobre ellos.
(Carta 296,
1904). —El
Evangelismo, 30,31. [271]
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