El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo
muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Lucas 16:10.
El
carácter es poder. El testimonio silencioso de una vida sincera, abnegada y piadosa, tiene
una influencia casi irresistible.
Al revelar en nuestra propia vida el carácter de Cristo,
cooperamos con él en la obra de salvar almas.
Podemos cooperar con él solamente revelando en nuestra vida su
carácter.
Y cuanto más amplia es la esfera
de nuestra influencia, mayor bien podemos hacer.
Cuando los que profesan servir a
Dios sigan el ejemplo de Cristo practicando los principios de la ley en
su vida diaria; cuando cada acto dé testimonio de que aman a Dios más que todas las
cosas y a su prójimo como a sí mismos, entonces la iglesia tendrá poder para
conmover al mundo.
Pero
nunca ha de olvidarse que la influencia no ejerce menos poder para el mal.
Perder la propia alma es algo terrible, pero ser la causa
de la pérdida de otras almas es más terrible aún.
Resulta espantoso pensar que nuestra influencia pueda ser un sabor de muerte para muerte; no obstante, es posible. Muchos de los que profesan recoger con Cristo,
están alejando a otros de él.
Por esto la iglesia es tan débil. Muchos se
permiten criticar y acusar a otros libremente.
Al dar expresión a las suspicacias, los celos y el descontento, se convierten en instrumentos de Satanás.
Antes de que se den cuenta de lo que están
haciendo, el
adversario ha logrado por medio de ellos su propósito.
La impresión del mal ha sido hecha, la sombra ha sido arrojada, las
flechas de Satanás han dado en el blanco.
La
desconfianza, la incredulidad y un escepticismo absoluto han hecho
presa de los que de otra manera hubieran aceptado a Cristo.
Entre tanto, los siervos de
Satanás miran complacidos a aquellos a quienes han conducido al escepticismo, y
que hoy están endurecidos contra la reprensión y la súplica.
Se jactan de
que, en comparación con esas almas, ellos son virtuosos y
justos.
No se dan
cuenta de que estos pobres náufragos del carácter son la obra
de sus propias lenguas irrefrenadas y de su rebelde corazón.
Mediante su
propia influencia han caído esas almas tentadas.
Así la
frivolidad, la complacencia propia y la descuidada indiferencia
de los profesos cristianos están apartando a muchas almas del camino de la vida.
Son muchos los
que temerán encontrarse ante el tribunal de Dios con los resultados de su
influencia.
Palabras de Vida del Gran Maestro, 275, 276. [96]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=bQi7zlQkSao&list=PLVsLdOIe7sVu8i3spxZdlwjNyR-2pWNT5&index=29&pp=sAQB
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