Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen. Yo te
he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; inclina a mí tu oído, escucha mi
palabra. Salmo 17:5,6.
El Señor
ordenó a Moisés que refiriese a los hijos de Israel cómo los había librado del
yugo de Egipto y les había
conservado milagrosamente la vida en el desierto. Moisés debía recordarles su incredulidad, sus murmuraciones cuando fueron probados, así como la gran misericordia y tierna bondad del Señor que no los abandonaron nunca. Ello debía
estimular su
fe y fortalecer su valor...
De igual importancia es hoy, que el pueblo de Dios
recuerde los lugares y las circunstancias en que fue probado, en que su fe desfalleció, en que hizo peligrar su causa por motivo de su incredulidad y confianza en sí mismo.
La misericordia de Dios, su
providencia, sus libramientos inolvidables, deben ser recordados unos tras otros.
A medida que el pueblo de Dios repase así lo pasado, debe comprender que el Señor repite
su trato. Debe prestar atención a las advertencias que le son dadas y guardarse
de volver a caer en las mismas faltas.
Renunciando a toda confianza en sí mismos, los hijos de Dios deben confiar en él para que los guarde
del pecado que podría deshonrar su nombre.
Cada vez que Satanás obtiene una victoria, hay almas que
peligran; algunos caen bajo sus tentaciones y no pueden recuperarse... Dios manda pruebas para saber quiénes
permanecerán fieles cuando estén expuestos a la tentación.
Coloca
a cada uno en situaciones difíciles para ver si
confiará en una potencia superior. Cada uno posee rasgos de carácter todavía ignorados y que deben ser puestos en evidencia por medio de la prueba.
Dios
permite que quienes confían en sí mismos sean gravemente
tentados, con el fin de que puedan
comprender su incapacidad.
Cuando sobrevienen
pruebas; cuando
vemos delante de nosotros no una gran prosperidad, sino, por el contrario, una situación que
exige algún sacrificio por parte de todos,
¿cómo recibimos las insinuaciones de Satanás de que nos esperan momentos
extremadamente penosos?
Si escuchamos
lo que él nos sugiere, perderemos
nuestra confianza en Dios... Debemos
juntar las pruebas de las bendiciones del cielo, las bendiciones ya recibidas de
lo alto, y decir: “Señor, creemos en ti, en tus siervos y en tu obra”. Joyas de los Testimonios 3:190,191. [210]
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