Porque el que siembra
para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará
vida eterna. Gálatas
6:8.
Jóvenes y señoritas, son responsables ante Dios por la
luz que les ha dado. Esta luz y estas amonestaciones, si no
las escuchan, se levantarán en el juicio contra ustedes.
Se les han señalado claramente los peligros que corren; se les han dirigido palabras
de cautela, y han sido guardados por todos lados y rodeados
de advertencias.
Han
escuchado en la casa de Dios las verdades más solemnes y escrutadoras del corazón, presentadas por los siervos de Dios con la manifestación de
su Espíritu.
¿Qué peso han tenido sobre su corazón estas solemnes súplicas?
¿Qué influencia ejercen sobre los caracteres de ustedes?
Se les pedirá cuenta de cada una de estas súplicas y advertencias.
Se levantarán en el juicio para condenar a los que viven en la vanidad,
la liviandad y el orgullo...
Después
que ha sido dada esta luz, después que les han sido presentados claramente
los peligros que ustedes corren, la responsabilidad cae claramente sobre ustedes. La manera en que empleen
la luz que Dios les da, hará inclinar la
balanza para la felicidad o desgracia
de ustedes. Ustedes mismos están moldeando
sus destinos.
Todos
ejercen una influencia para el bien o para el mal sobre la mente y el carácter
de los demás. Y en los registros del cielo queda escrito exactamente qué clase de influencia ejercéis.
Un ángel
les acompaña, y toma nota de las palabras y acciones de ustedes. Cuando se levantan
por la mañana, ¿sienten su impotencia y su necesidad de fuerza divina?
¿Dan a conocer humildemente, de todo corazón,
sus necesidades a su Padre celestial?
En tal caso los ángeles notan sus oraciones, y si éstas no han salido de labios
fingidores, cuando estén en peligro de pecar
inconscientemente y de ejercer una influencia que induciría a otros a
hacer el mal, el ángel custodio de
ustedes estará a su lado para inducirlos a seguir una conducta mejor, para escoger las palabras que han de pronunciar y para influir
en sus acciones...
La gloria inmortal y la vida
eterna son la recompensa que nuestro Redentor
ofrece a los que quieran
obedecerle.
Gracias a él es posible que ellos perfeccionen su carácter cristiano mediante su nombre y venzan por su cuenta como él venció en su favor. Les ha dado un ejemplo en su propia vida, mostrándoles cómo pueden vencer. “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 6:23.
Joyas
de los Testimonios1:347-349. [27]
AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=caFwCX35ad0&list=PLVsLdOIe7sVtovwVd5uGiwjr745Ja5t-n&index=21&pp=sAQB
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