¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su
palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con la
balanza y con pesas los collados? Isaías 40:12.
Dice el
salmista: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el
firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni
palabras, ni es oída su voz”. Salmo 19:1-3.
Algunos quizá supongan que estas grandes cosas del mundo natural son Dios. No son Dios. Todas estas maravillas de los cielos tan sólo están haciendo la obra que les ha sido señalada. Son los instrumentos del Señor.
Dios es el
que vigila la marcha de todas las cosas, así como fue su Creador. El Ser divino se ocupa en
sostener las cosas que ha
creado.
La misma mano
que sostiene y equilibra
las montañas en su posición, guía los
mundos en su misteriosa marcha alrededor del sol.
Apenas si hay alguna función de la
naturaleza a
la que no encontremos referencia en la Palabra de Dios.
La
Palabra declara que “hace salir su sol” y “hace llover”
(Mateo 5:45), “hace
a los montes producir hierba... Da la nieve como lana, y derrama la escarcha como ceniza... Enviará su palabra y los derretirá; soplará su viento y fluirán las aguas” Salmo 147:8, 16-18.
“Hace
los relámpagos para la lluvia; saca de sus
depósitos los vientos”. Salmo 135:7.
Estas
palabras de las Sagradas Escrituras no dicen nada de la independencia de las leyes de
la naturaleza.
Dios proporciona la materia y las propiedades con las cuales llevar a cabo sus planes. Emplea sus instrumentos para que pueda florecer la vegetación.
Envía el rocío, la lluvia y la luz del sol para que brote el verdor y
extienda su tapiz sobre la tierra; para que los arbustos y los
frutales puedan retoñar y florecer, y dar frutos.
No se ha de
suponer que es puesta en movimiento una ley para que la semilla obre por sí misma, para que aparezca la hoja porque así debe hacerlo por sí misma.
Dios tiene
leyes que ha instituido, pero éstas son sólo los
siervos mediante los cuales él obra los resultados.
Mediante los
agentes inmediatos de Dios, cada semillita se abre paso a través de la tierra y brota a
la vida. Crece cada hoja y
florece cada flor por el poder de Dios. Mensajes Selectos 1:345, 346. [231]
No hay comentarios:
Publicar un comentario