Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara
sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Salmo 19:2,3.
Las cosas de
la naturaleza que ahora contemplamos nos dan apenas un débil concepto de la
gloria del Edén.
El pecado afeó la belleza de la tierra, y por
doquiera pueden verse los estragos del mal. No obstante,
queda aún mucha hermosura.
La naturaleza atestigua que un Ser infinito en poder, grande en bondad, misericordia y amor, creó la tierra y la llenó de vida y de alegría.
Aunque
ajadas, todas las cosas manifiestan la obra de la mano del gran
Artista y Maestro. Por
doquiera que nos volvamos, podemos
oír la voz de Dios, y ver pruebas evidentes de su bondad.
Desde el solemne retumbar del trueno y el bramido incesante del
viejo océano, hasta los alegres cantos que hacen de las selvas un
concierto de melodías, las miríadas de voces de la naturaleza
entonan las alabanzas de Dios.
Contemplamos su gloria en la tierra, el mar y el firmamento con sus maravillosos tintes y colores, que varían en grandioso contraste o armonizan unos con otros.
Los perennes
collados nos hablan de su poder. Los árboles
que hacen ondear sus verdes banderas bajo los rayos del sol, y las flores en su delicada belleza, nos señalan al Creador.
El vivo
verdor que alfombra la tierra nos habla del solícito cuidado de
Dios por sus más humildes criaturas.
Las cavernas
del mar y las profundidades de la tierra revelan sus tesoros.
El que puso
las perlas en el océano y la amatista y el crisólito entre
las rocas, ama lo bello.
El sol
que sale en el horizonte es
representante de Aquel que es vida y luz de todo lo que hizo.
Todo el brillo y la belleza que adornan la tierra e
iluminan los cielos, hablan de Dios... Todas
las cosas hablan de su tierno
cuidado paternal y de su deseo de hacer felices a sus hijos.
El gran poder que obra en toda la
naturaleza y
sostiene todas las cosas No Es, como
muchos proponentes de la ciencia lo representan, Un Mero
Principio que todo lo penetra, una energía siempre activa.
Dios es Espíritu; y sin embargo es un ser personal,
Pues Así Se Ha
Revelado. “Más Jehová es el Dios verdadero;
él es Dios vivo y Rey eterno”. Jeremías 10:10...
La obra de la mano de Dios en la naturaleza no es Dios mismo en la naturaleza. Las cosas de la naturaleza son expresión del carácter y poder de Dios; pero no debemos considerar que la naturaleza sea Dios.
La
destreza artística de los seres humanos produce obras muy
hermosas por cierto, que deleitan nuestros ojos y nos revelan algo del pensamiento de su
autor; pero
las cosas hechas no son el que las hizo. No es la obra, sino el artífice, el que es considerado digno de honor.
Así también, aunque la naturaleza es expresión del pensamiento de Dios, no debemos ensalzar la naturaleza sino al Dios de la naturaleza.
El Ministerio de Curación, 319-321. [241]
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