Os Digo Que Así Habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento. (Lucas 15:7).
El Ministro Debe Ser Un Pastor. A Nuestro Redentor Se Lo
Llama El Príncipe De Los
Pastores.
El
apóstol escribe: “Y el Dios de paz, que resucitó de los muertos
a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas,
por la sangre del testamento eterno, os haga aptos en
toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en
vosotros lo que es agradable
delante de él por Jesucristo; al
cual sea la gloria por los
siglos de los siglos…”. Hebreos 13:20,21.
No importa cuán
humildes o cuán
elevados podamos estar, si estamos en la
sombra de la adversidad o en el brillo de la
prosperidad, somos sus
ovejas, ovejas de su prado, y estamos bajo el
cuidado del Príncipe de los pastores.
Pero el gran Pastor tiene sus subpastores, a quienes ha comisionado para que cuiden de sus
ovejas y corderos. El
gran Pastor nunca pierde ninguna que está a su cuidado, nunca es indiferente ni siquiera con la más débil de su rebaño.
La hermosa
parábola que presentó Cristo de la oveja perdida, del pastor que
dejó las noventa y nueve y fue en busca de la
que se había perdido, ilustra el
cuidado y la solicitud del gran Pastor.
No miró
descuidadamente el rebaño que estaba seguro en el redil y dijo: “Tengo
noventa y nueve, y me sería una
molestia demasiado grande ir en busca de la
extraviada; que regrese, y yo
le abriré la puerta del redil y la dejaré
entrar; pero no puedo ir a buscarla”.
No,
tan pronto como se extravía la oveja, el rostro del pastor se llena de pesar y ansiedad. Cuenta y vuelve a contar el rebaño, y no
dormita cuando descubre que ha perdido una oveja; cuanto más oscura y tempestuosa es la
noche, y más peligroso y desagradable el
camino; cuanto
más larga y tediosa la búsqueda, no se cansa, no
vacila, hasta
que encuentra a la oveja perdida.
Pero cuando
la encuentra, ¿Actúa Con Indiferencia? ¿La llama y le ordena que
lo siga? ¿La amenaza y la golpea, o la arrea delante de él narrando la
amargura, frustración y ansiedad que tuvo a causa de la oveja?
No; pone sobre su hombro a la oveja
cansada, exhausta y extraviada, y con alegre gratitud de que
su búsqueda no fue en vano, la lleva de vuelta al redil. Su gratitud
encuentra expresión en cantos melodiosos de regocijo, y los coros celestiales
responden a la nota de gozo del pastor.
Cuando se
encuentra lo que se había perdido, el cielo y la tierra se unen
en alborozo y agradecimiento... Dice Jesús: “Yo
soy el buen Pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen”. Juan 10:14. Así como un pastor terrenal conoce
sus ovejas, así el gran Pastor conoce su rebaño esparcido por todo el mundo. The Review and Herald, 23 de agosto de 1892. [343]
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