Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová del mal que ha hablado contra vosotros. (Jeremías 26:13).
Aunque Como
Pecadores Estamos Bajo La Condenación De La Ley, Sin Embargo Cristo, Mediante La
Obediencia Que Prestó A La Ley, Demanda Para
El Alma Arrepentida Los Méritos De Su
Propia Justicia.
Con el fin de
obtener la justicia de Cristo, es necesario que el
pecador sepa lo que es ese
arrepentimiento, que efectúa un cambio radical en la mente, en el espíritu y en
la acción.
La obra de la
transformación debe comenzar en el corazón y manifestar su poder
mediante cada facultad del ser.
Sin embargo, los seres humanos no son capaces
de originar un arrepentimiento tal
como éste, y sólo pueden experimentarlo mediante Cristo, que
ascendió a lo alto, …llevó cautiva la cautividad y dio dones a la humanidad (Efesios 4:8).
¿Quién Desea
Llegar Al Verdadero Arrepentimiento? ¿Qué Debe Hacer? Debe Ir A Jesús, Tal
Como Es, Sin Demora.
Debe creer que la palabra de
Cristo es verdadera y, creyendo en la promesa, Pedir, para de esa manera recibir. Cuando Un Sincero Deseo Mueve A Las Personas A Orar, No
Orarán En Vano. El Señor cumplirá
su palabra, y dará el
Espíritu Santo para conducir al
arrepentimiento hacia Dios y la fe hacia
nuestro Señor Jesucristo. El pecador orará, velará y se apartará de sus pecados,
haciendo manifiesta su sinceridad por medio del
vigor de su esfuerzo para obedecer los
mandamientos de Dios.
Mezclará
la fe con la oración, y no sólo creerá en
los preceptos de la ley sino que los
obedecerá. Se declarará del lado de Cristo en esta controversia. Renunciará a
todos los hábitos y las compañías que tiendan a
desviar de Dios el
corazón.
El que quiera
llegar a ser hijo de Dios, debe recibir la verdad que enseña que el
arrepentimiento y el perdón han de obtenerse nada
menos que mediante la expiación de Cristo.
Asegurado
de esto, el pecador debe realizar un esfuerzo en armonía con
la obra hecha en beneficio de él y, con una súplica
incansable, debe acudir al trono de la gracia
para
que el poder renovador de Dios llegue hasta su
alma.
Únicamente
Cristo perdona al arrepentido, pero primero
hace que se arrepienta aquel a quien perdona. La provisión hecha es
completa y la justicia eterna de Cristo es acreditada a cada
alma creyente.
El manto
costoso e inmaculado, tejido en el telar del cielo, ha sido provisto para
el pecador arrepentido y creyente, y él puede
decir: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi
Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de
manto de justicia”. Isaías 61:10. Mensajes Selectos 1:460, 461. [372]
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